Volver a empezar. Una y otra vez. Me veo envuelto en el desafío de los constantes inicios, de las constantes reinvenciones y no me puedo quejar. Es que yo lo elijo. Es que yo, sin saber el porque, casi como un adicto, me veo envuelto en el frenesí de emociones que implica un nuevo comienzo, un nuevo desafío, una nueva crisis, una nueva oportunidad.
A ver, te dije, no me quejo. Pero me afecta. No puedo negarlo. Al principio, hace ya unos años, creaba una coraza imaginaria que me disfrazara de superhéroe, con el simple motivo de aparentar que era indiferente al cambio. Que no me movía. Que no me tocaba. Que no me movilizaba. Con el tiempo aprendí a dejar fluir. Aprendí a dejar de lado ese innecesario ego, fiel compañero de las apariencias. Aprendí a entender que cuando algo te afecta, no es negativo, sino es el síntoma del cambio. Y cambiar es crecer.
Los nuevos comienzos son desafíos y oportunidades. Eso tenelo claro. Es que, es como apretar el botón de reset. Es la oportunidad para volver a empezar. Para dejar una huella. Pero, te lo digo como consejo, no te confíes. No te confíes en lo que hayas conseguido. A ver. Guardalo. Que te ayude para generar confianza. Que te ayude para entender que una vez pudiste. Pero ya esta. Ahora vas a tener que esforzarte, una vez más, como si nada de eso hubiera pasado, para volver a sentirte cómodo. A donde vos elijas. Salir de la zona de confort para luego encontrarla en otro lugar, para volver a salir de ella. Y así sucesivamente. Un constante cambio y fluir.
Es que ese es el desafío. Eso es lo que a veces me agobia. Lo que me pone en una encrucijada que desvela a mi cabeza por horas. Ese constante inconformismo de querer conquistar el mundo, ciudad por ciudad, creando lazos que lo unan, como aristas infinitas. De solo pensarlo, mi corazón explota de entusiasmo, como un show de fuegos artificiales en año nuevo. Pero, en el momento que los fuegos terminan, no puedo dejar de pensar el motivo. ¿Por qué? ¿Cuál es la necesidad que persigo, de querer volver a empezar, una y otra vez?
Dejo de escribir por unos minutos y su cálida voz, en su afán de recordarme nuestros logros e hitos, me narra la ciudad en donde se sucedía un comienzo, una vez más, hace ya dos años. Me quedo mirando la pantalla, con los ojos perdidos, casi con nostalgia. No se si la conquisté. Es que, ella me conquistó a mi. En serio. Son las ciudades las que dejan una huella en nosotros, casi sin darnos cuenta. Y es ese, creo yo, el motivo por el que seguimos queriendo volver a empezar. Solo por la innegable necesidad de querer seguir aprendiendo.
Una vuelta por el Universo. Una serie de relatos espontáneos e impensados. Volver a empezar.
