Hace dos años, en esta misma fecha, me escapaba de amores que pensaba eternos y fueron fugaces, dejaba (una vez mas) mis raíces y me subía al avión. Sabia, en el fondo, que iba a tardar en volver. Ya son dos años en la ruta. Yendo mas a fondo, son 30 de los últimos 39 meses afuera de mi casa, mi barrio, mi infancia, mi zona de confort.
Mientras escribo estas lineas, es Domingo. 10 de la mañana. Bueno, de este lado del mundo. En Argentina son las 9 de la noche del Sabado. En Italia ya empezó el Domingo, los grandes duermen y los jóvenes, asumo, brindan en algún bar levantando su aperitivo. En Vietnam estan arrancando el dia. También en Hong Kong. En Belgica, empieza el ultimo día de una de las mejores fiestas del mundo. Y anda a saber que pasa en los países de toda la gente que conocí en este camino.
Musica de fondo, y mi compañera de ruta apoyada en mis piernas. El sol amagando a salir en un invierno australiano que, cada tanto, se revela e incentiva en uno las ganas de salir a recorrer o, porque no, tomar mates en la playa. Nuestro plan de hoy es recuperar a ella de una gripe, y planear que lugares vamos a recorrer, en tres semanas, cuando conozcamos un nuevo pais.
Aprendi tanto, que me cuesta creerlo. Aprendi a cumplir sueños, sabes? Y lo mejor, me acostumbre a cumplirlos. Si pasa tiempo sin cumplir uno, algo me falta. Aprendi a conocer gente, y a confiarles mis virtudes. Y defectos. Aprendi a mirarme sin tapujos. Aprendi a no creerme un superheroe. Aprendi a no necesitar un espejo. Nadie, pero nadie, puede decirme quien soy. Aprendi a extrañar. Y aprendi a saber que hay gente que siempre va a estar al lado mio. Aca. Alla.
Aprendi a moverme sin tanto planear. Aprendi a moverme sin peso. Aprendi a vivir en capitales. Y en pueblitos llenos de magia. Aprendi a no dramatizar y a buscar lo simple. Lo sencillo. Aprendi que no todos piensan como yo. Aprendi que, cuando alguien lo hace, me reconforta. Pero cuando alguien no lo hace, tambien me sirve. Aprendi a ver en profundidad. Aprendi a encontrar lo mágico en cada detalle. Aprendi la magia del atardecer, la locura de un amanecer, la inmensidad de una montaña, la reflexion del mar, el compañerismo de una ruta.
Viaje de a uno. Viaje de a muchos. Ahora viajo de a dos. Y lo disfruto. Viaje en avión. Viaje en primera. Viaje en micros locales. Viaje en micros turistas. Viaje mas de dos días seguidos. Viaje menos de una hora. Aprendi a no sentir una necesidad por el medio en el que viajo. Solo quiero dar un paso mas.
Aprendi a estar feliz. Aprendi a estar triste. Aprendi a llorar. Aprendi a necesitar reír. Aprendi a aprender que, a veces, estar abajo implica estar arriba en el futuro. Aprendi que el pasado enseña, no ata. Que el presente motiva, no cansa. Que el futuro inspira, no presiona. Entendí, de vuelta, que la prisa mata. Que los amigos son pilares indiscutibles. Que no hay diferencia horaria que valga. Que una llamada endulza los oídos e ilumina el alma. Que los de allá estan siempre. Y que los de acá cada vez son mas.
Le encontre un significado mas profundo a la palabra familia. Aprendi a conocer sobrinos a la distancia, y a llorar con verlos crecer. Aprendi a ver mis papas mas grandes, y a no ser parte de ese crecimiento, por mas que duela. Aprendi a despedir abuelos, sabiendo que iba a ser la ultima vez que iba a verlos. Aprendi que el tiempo pasa, acá y allá. Que las agujas no se mueven solo para mi. Y que, lamentablemente, no puedo estar en todos lados. Aprendi que siempre va a haber tiempo para un asado y una noche de anécdotas.
Aprendi a enseñar. Y a que me enseñen. Aprendi a sentirme querido. Aprendi a querer. Aprendi a aceptar errores. Aprendi a reconocer virtudes. Aprendi a reconocer lo que me hace bien. Y lo que no. Aprendi que los números pueden ser coordenadas. Y las coordenadas, felicidad. Aprendi que los aeropuertos no son solo para despedidas. Aprendi a dar una vuelta por el universo. Aprendi a ser feliz.
Una Vuelta por el Universo ?. Dos años en la ruta ?. Sydney