“Que queres comer?” – me pregunto. “Dale, hoy cocino yo, vos limpias”.
La oferta, asumo, era tentadora. La deje irse y aproveche ese tiempo para pensar en lo que venia. Como seguia mi historia. Me quede pensando por un segundo en todo lo que le había contado. Cuantas cosas pasaron. A veces me cuesta creer. A veces me cuesta creer que esa sea mi historia.
“Ya lo puse en el horno. Va a tardar un ratito. Segui, dale” – interrumpio mis pensamientos. No tenia mas excusas. Había que continuar.
En mis ultimas semanas en Italia, empece a leer varios blogs de viajes. Demasiados. Aniko Villalba, la leíste? Te cambia la vida, en serio. De repente me di cuenta que me estaba manteniendo con algun que otro trabajo que hacia en forma remota, gracias a mi notebook. Y por que no hacer eso siempre, en vez de solo unos meses, pensé. Y no hubo vuelta atrás. Me di cuenta que las puertas que se abrían eran infinitas. Que pasa si puedo trabajar desde cualquier parte del mundo, sin necesidad de una oficina? Que pasa si logro esa meta? Puedo vivir en donde quiera. Para, es verdad? Esta bien lo que estoy pensando? Me convenci que si.

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Y entonces lo decidi. No titubee. Sin vueltas. Lo saque. Un pasaje a Bangkok. Sudeste asiático, alla vamos. Era el momento. Lo sabia. Con poca plata pero con mi notebook y con mil sueños y planes, me emprendía en una aventura que no podría ni haber imaginado unos meses atrás. La adrenalina me invadía. No sabia que hacer. Era realmente yo, o un alma viajera había tomado mi cuerpo y empezaba a decidir por mi? Me di cuenta que ambas opciones eran correctas. Sonreí.
Me miro y se rio. Se sonrojo. Sabia que se acercaba su parte de la historia. En breve nuestros caminos se estaban por cruzar. Note su ansiedad. No dije nada.
Estaba muy entusiasmado, sabes? Demasiado. Caminaba por las paredes. Entonces los llame y les conte. A mis viejos. “Tailandia? Como a Tailandia? Pero y las enfermedades? No queres trabajar en una ciudad grande, con gente normal, en Europa? Que vas a hacer en Tailandia?” – me dijeron. No me olvido mas esa charla. Mi papa se paro y se fue. Mi mama, como pudo, siguió la charla, con lagrimas cayendo por sus mejillas. Corte. Me quede callado. No entendía. Por que se enojaron? Si era feliz. No es eso por lo que pelearon siempre? Me acosté. Llore, como pocas veces llore. No me acuerdo cuanto tarde en dormirme. Se que fue mucho. Demasiado. Al otro día me desperté. Me acorde. Volví a llorar.

Se paro y se sento al lado mio. Puso su mano sobre la mía y me abrazo. Creo se sentía responsable por haberme hecho contar esta parte de la historia. No era su culpa. Una historia tiene que ser contada de principio a final, sin saltear ninguna parte. Nos tenemos que hacer cargo de nuestras decisiones y de lo que estas generan. Tanto en uno como en los otros. Es algo que aprendi con el tiempo.
Las semanas pasaron y no encontraba persona que se enojara por la decision que había tomado. Excepto ellos. Algunos la tomaban con mas recelo. Otros con mas excitación. Pero todos la aceptaban. Y se alegraban. A fin de cuenta me veían sonriendo.
Antes de llegar a Bangkok, volví a Londres y recorri algunas ciudades de Europa con mis papas. Ya estaba planeado de antes. Si hubiera sabido lo que se venia, no se si hubiera aceptado. Recorrimos Londres. Edimburgo. Dublin. Paris. Pero fue en Londres donde paso. En Picadilly Avenue. Enfrente del Ritz. Cerca del Hyde Park. En un restaurant a dos cuadras de donde nos hospedábamos. En una mesa que daba a la calle. Antes que nos trajeran el plato principal. Me acuerdo como si fuera hoy.


“Ya tenes hospedaje en Tailandia?” – empezaron. “No, todavía no, despues lo saco” – respondi. “Pero volas en menos de dos semanas” – acotaron. Es que no entendían. No entendían como existe la posibilidad de no planear algo con antelación. No entendían que existiera siquiera esa chance. Eso fue el disparador.
Sos Ingeniero y vas a vivir vagabundeando en hoteles de mala muerte. No te educamos para esto. Estas desperdiciando tu vida. Volve, trabaja, y andate 15 días a la parte del mundo que quieras, como todos. No sos el mismo. Para que sacaste el pasaporte europeo. Para que te pagamos la universidad. Estas fueron solo algunas de las cosas que me dijeron, en un monologo de masomenos 15 minutos.

Se me corto la voz. Me costaba hablar del tema. Se me erizo la piel. Me abrazo fuerte. Seguí.
Fue duro. Lo tengo que admitir. Uno de los momentos mas duros que recuerdo. Si asi empezaba esta nueva aventura, que sentido tenia? Si asi empezaba, como podia sostenerse? Pedimos la cuenta. Pagaron ellos. “Yo me voy a caminar un rato” – les dije, intentando disimular las lagrimas. Apenas les di la espalda, me quebré. Camine sin rumbo. No sabia a donde ir. Me senté en ese banquito que tantas veces escucho mis pensamientos. Sabias que la ubicación exacta de ese banquito es la que tengo en uno de mis tatuajes? Te juro. Llore, una vez mas. Me quede sentado horas y horas. Perdí la cuenta cuantas.

Me pare. Me seque las lagrimas. Volvi al hotel. Sonriendo. O intentando sonreír. Estaba pagando el precio de la libertad. Dura. Pero libertad al fin. El tiempo iba a poner las cosas en su lugar. Te dije. Una historia tiene que ser contada, y vivida, de principio a final, sin saltear ninguna parte. Nos tenemos que hacer cargo de nuestras decisiones y de lo que estas generan. Tanto en uno como en los otros. Es algo que aprendi con el tiempo. Costo. Pero lo aprendi.
“Ya esta la comida lista, espera” – me interrumpió. Menos mal. Me estaba costando seguir.
Una Vuelta por el Universo. El Origen. Capitulo III
8 respuestas
Tremendo que hayas escrito esto hoy y que se me haya ocurrido entrar al blog.
Gracias por compartir, sincero.
Gracias a vos Sabri por leer 😉
Luciano, me hace extremadamente feliz leerte. Tenés una capacidad asombrosa para transmitir emociones y sensaciones. Llegue a vos a traves de un ser de luz que te rodea…y debo reconocer que me hice adicta a tu historia. Van sólo tres capítulos y me genera ansiedad que aparezca el próximo. Gracias por compartir tu historia. Gracias por compartir tus emociones. Gracias por sentir y transmitir. Admiro tu valentía por haberte jugado por este sueño tan hermoso de viajar! Seguí viviendo tan apasionadamente. Seguí creciendo. Seguí sumando experiencias de vida. Seguí compratiendo. Y por sobre todas las cosas, seguí disfrutando (que de eso se trata la vida). Besos desde Argentina!!
Hola Anita ! Guau que lindo leer estas palabras. Gracias en serio 🙂 Leer estas cosas a uno lo hace motivarse para seguir y seguir 🙂
Obviamente siempre a seguir disfrutando, y a seguir viviendo. Por mas momentos y experiencias de vida ! Gracias end serio por leer, se vienen mas historias, mas relatos, mas cosas que contar 🙂
Gracias Anita !! Beso desde Australia !
Sos todo lo que está bien. Y demas está decir q me iria con vos!!!!! Jajajaja suerteeee!!!!
jajaj gracias Cami !! Gracias por leer 🙂 Por mas experiencias, viajes y a comerse el mundo !
Luciano, acabo de leerte y tu historia ke inspira…hace unos instantes mi hijo menor de 19 años me planteó su independecia, concretamente, vivir solo…y aunque no tiene que ver con viajar, la sensación de tus padres fue igual a la mia…en la inseguridad y el miedo pero a diferencia de ellos, vi mi propio miedo reflejado en él, y eso me movilizó al punto de organizar todo para ayudarlo a emprender su vuelo…Cuántas lecciones nos dan los hijos, nuestros mejores maestros…si queremos aprender.
Te felicito por el valor de emprender tu ave aventura!!!
Abrazo en la distancia.
Maria Esther
Hola Maria Esther !
Guau que bueno y emocionante lo que me contas ! Debe ser muy duro cuando un hijo te hace un planteo asi no? Ves reflejado ante tus ojos tantos sentimientos, miedos, nervios, el pasado, el presente, el futuro.
Gracias por haberlo ayudado para emprender su vuelo ! Te aseguro que nunca se lo va a olvidar.
Abrazo a la distancia !