“Where are you up to?” “Kuala Lumpur” “good luck !” El corto pero divertido dialogo con dos mochileros que pasaban por enfrente mio me hacia suponer que iba a ser un dia dificil. Me equivoque.
Dos minutos a reloj espere con mi mochila a cuestas. Osmar paro su auto y con una sonrisa me hizo el gesto que suba. El tambien iba para Kuala Lumpur.
“Como te llamas?” “De donde sos?” “Que haces aca?” “Cuantos dias estuviste?” “Hasta cuando te quedas?” Son preguntas que respondi en menos de 5 minutos. La charla con el y su familia era amena y divertida. Nos reiamos, haciamos chistes y el tiempo pasaba.
Me conto que es Ingeniero Quimico, de su vida, de sus sueños, miedos y objetivos. Porque cuando uno viaja, no espera para abrir su corazon.
Me dijo que era joven, que siga soñando. Me dijo que fuera a China y a Borneo. Me dijo que India era linda y que las playas de Indonesia me esperaban.
Paramos a cargar nafta y, con una sonrisa y mucha paz tambien me dijo: “we have lunch together”. No era una pregunta. Era una afirmacion. Encantado acepte y deje que el eligiera el menu. No sabia que hacer cuando rezaron antes de comer ni cuando termine mi plato antes que ellos. Espere silencioso, pensando como pedirles una foto. Por suerte el la pidio primero. Solo tuve que sacar mi celular y pedir otra.
Antes de llegar pasamos por Jutra Jaya, asi conocia la segunda Kuala Lumpur. La ciudad que construyo el gobierno para el gobierno. Me conto su historia, me saco una foto con su hijo y nos subimos al auto. Puso el GPS y busco sin cansancio la estacion de tren mas cercana. Se perdio una y otra vez, pero encontró el camino y una y otra vez más. Me dejo y me dio la mano, apretándola bien fuerte y mirando a los ojos. Hay gestos que son mundiales.
Su hija llegaba a Kuala Lumpur hace unas horas, ella estudia Medicina en Egipto, porque ejemplos a seguir hay en todo el mundo. Ojala le haya contado de mi.
Una vuelta por el Universo. 206 km de autostop, camino a Kuala Lumpur. Malasia
