
El Origen. Capítulo XII
“Nunca pensé que llegar a Vietnam me iba a cambiar la vida” – acoté, mientras veía sus párpados luchar para no caer. Era tarde y
“Nunca pensé que llegar a Vietnam me iba a cambiar la vida” – acoté, mientras veía sus párpados luchar para no caer. Era tarde y
[vc_row][vc_column][vc_column_text] “¿Queres ir a dormir? Es tarde y todavía falta contar bastantes cosas. Podemos seguir otro día” – le dije, casi con culpa. El relato
“¿Sentiste, alguna vez, esa imperiosa necesidad de estar solo por unos días? ¿Esa necesidad de no estar con tanta gente, de tener tiempo para vos,
“¿Viste las estrellas? Están hermosas” – interrumpió, con una mirada melancólica, como quien recuerda algo de lo que nunca quiso alejarse. “No hay una sola
“Filipinas es un país especial, ¿sabes?” – le dije, para cortar un poco el hielo. Nos habíamos quedado en silencio, varios minutos, tomando una copa
“Perdona, se esta haciendo eterno. ¿Estas segura que queres seguir escuchando?” – le pregunté, casi con culpa. Es que, lo que empezó como una suerte
“Abro la segunda botella, queres? No tengo sueño, quiero saber como sigue la historia” – me dijo. Asentí con la cabeza y esperé unos
El vino lleno las copas, lentamente, y ambos empezamos a tomar al mismo tiempo. Ella, contrario a lo que pensaba, no se prendió otro cigarrillo.
Comimos en silencio. No se cuanto tiempo. Segundos. Minutos. Horas. Perdí la cuenta. Pero en silencio. Es que lo necesitaba. Cuando no me miraba, agarraba
“Que queres comer?” – me pregunto. “Dale, hoy cocino yo, vos limpias”. La oferta, asumo, era tentadora. La deje irse y aproveche ese tiempo para
“Queres un cafe?” – me interrumpio. “Yo me voy a hacer uno”. “Dale. Queda mucho por contar”. No tardo mucho en volver, con dos tazas
“Tenes tiempo? Te voy a contar mi historia. Bueno, mi historia viajera.” – le dije, terminando con un silencio de unos minutos. “No se si